Jacinto López Figueras

Publicado: 9 May, 2015 en Emprendedores

Fuente: El Postigo de Tías
Por Juan Cruz Sepúlveda

Jacinto López FiguerasJacinto

La familia López Figueras, formada por Miguel López, vecino de La Tiñosa, y Leonor Figueras, perteneciente a una familia originaria de Femés pero residente en EL Cercado de Mácher, fijaron su residencia en el centro de Tías, donde hoy está la Plaza del Pavón.

La familia trabaja sus tierras de labranza, un pequeño ganado, y Leonor comienza a amasar y a realizar pan de leña dos veces por semana, vendiéndolo entre la vecindad a lomos de un burro con la ayuda de sus propios chiquillos. Para caldear el horno, Miguel se recorre toda la geografía del municipio buscando aulagas en la costa o comprando leña y cepas de parra en La Geria.

Todos los hermanos colaboran en las labores del campo y del ganado. Carmelo, el mayor, se va a trabajar a África y se forma en la industria panadera con unos franceses. Jacinto apenas puede ir a la escuela y con quince años se va a Las Palmas a casa de sus tíos maternos, que poseían una panadería en La Isleta, junto a los grupos escolares y un bar de comidas, por la calle Pamochamoso. Allí Jacinto trabaja en el turno de hacer pan por las mañanas en la panadería y por las tardes echa una mano hasta altas horas en el bar de al lado, e incluso duerme en un altillo en el mismo establecimiento.

Regresa a Lanzarote para realizar el servicio militar. La familia sigue residiendo en Tías, hasta que un buen día Jacinto se entera de una noticia que va a cambiar el rumbo de los suyos. Los Estévez, que disponían de dos hornos de leña, habían cesado la actividad panadera que mantenía en una casa situada al comienzo de la calle Pérez Galdós, en Arrecife, cerca de las Cuatro Esquinas. Jacinto convence a su padre para que compre la panadería, ya que ellos conocen el oficio y la pueden trabajar. Un total de 160.000 pesetas costó la instalación y al poco tiempo Jacinto y sus hermanos comienzan la actividad. Los inicios estuvieron rodeados de muchas dificultades en un Arrecife que crecía en población por la fuerte actividad en las industrias conserveras de pescado.

El principal problema que se les planteó fue con la Harinera. Estos poseían la exclusiva en la venta de harinas y elaboración propia del pan. Ante la potencial competencia que la nueva panadería de los López les podía presentar, les controlaban la venta de la materia prima e incluso la venta posterior del pan en las tienditas de Arrecife. Mientras, ellos trabajaban duramente buscando en el puerto maderas viejas de barcos y otros restos con los que calentar los hornos para poder sacar pan en dos turnos de trabajo. El primero lo iniciaban a las nueve de la noche y el segundo a partir de las cuatro de la mañana. Eran noches enteras de duro trabajo, tanto para Jacinto como para Santos, que tenían que iniciar el reparto en cestas y a pie por las tiendas del Puerto. A comienzos de los sesenta, atraídos por el olorcito a pan de leña caliente, se formaban colas para hacerse con unos panes en la puerta del establecimiento.

El primer reparto de pan mecanizado lo hacen en unos viejos taxis Dodge para dar más agilidad a la venta. En estos duros comienzos los hermanos vivían junto a la panadería y su madre bajaba de Tías un par de veces en semana para realizarles la comida. Carmelo, el hermano mayor, decide instalarse por su cuenta y se independiza y se monta su negocio panadero en el barrio de Titerroy durante un corto periodo de tiempo, tras el cual traspasa el negocio al conocido panadero Plácido Machín, promotor de Panificadora Lanzaroteña.Jacinto-2

Mientras tanto, Jacinto y sus otros hermanos incorporados a la actividad han aumentado la producción ante la creciente demanda y dan empleo a cerca de veinte personas repartidas en los dos turnos de trabajo. Para la comercialización en los campos llegan a un acuerdo con Tomás Hernández, conocido como Tomás Pichón, que se encontraba recién llegado de Venezuela y que poseía un camioncito. Partía desde altas horas de la madrugada y recorría toda la amplia red de tienditas desde Arrecife a Yaiza.

Una furgoneta Citroën 2CV sería el primer coche propio de reparto de pan de los López. A esta le seguirían los Peugeot, los Bedford, etc. La empresa familiar, ya en franca expansión, introduce algunos elementos mecanizados de innovación a la industria, elementos que Jacinto consigue en las prime- ras ferias industriales a las que asiste. Años más tarde, la industria se traslada a unas amplias instalaciones en la calle Sotileza, cerca de las anteriores, y allí montan una de las industrias panaderas más avanzadas del momento, comercializándose el pan con el sello de Panificadora La Cuesta. La red de puntos de venta y de reparto prácticamente se insulariza.

Jacinto se inicia también en el negocio de la distribución alimentaria, y se hace con la representación para la isla de Lanzarote de las populares galletas Bandama. Pero lo más relevante en su carrera como distribuidor la va a tener al entrar en contacto con el destacado empresario Tomás Pascual, quien le ofrece la distribución en la isla de la amplia gama de productos que fabrica, siendo la marca estrella la Leche Pascual, que irrumpe en la isla coincidiendo con la explosión demográfica y turística.

La penúltima actividad de este emprendedor es su incursión en el mundo del cultivo de la vid. Jacinto adquiere varias viñas en la zona de La Geria, y compra también, en 1979, la casa icono de La Geria: la casa del cortijo que sobrevivió al volcán de 1730-36. Tras más de diez años de minuciosa restauración, hoy alberga la sede de Bodegas Rubicón, en unas instalaciones cargadas de historia y en un emplaza- miento único en el mundo.

Tampoco hay que olvidar el apoyo que ha prestado este emprendedor del pueblo al mundo del deporte, tanto en la creación del Club de Fútbol Valterra de Arrecife, como en la del Club de Fútbol Sporting Tías, que le permitieron a estas entidades participar en las competiciones insulares.

comentarios
  1. Juan Manuel Santana Figueras dice:

    Precioso artículo. Me acuerdo mucho en esa época venía a ver a su tío que era mi abuelo. Y dos veces me quedé en casa de mi tía abuela Leonor.

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