La Sociedad en los años setenta

Publicado: 10 May, 2015 en Sociedad

Fuente: El Postigo de Tías
Por Juan Cruz Sepúlveda

Años  setenta
impulsor

La Sociedad inicia una década de expansión y mejoras en un empeño de ir acrecentando el patrimonio. Para ello se va ultimando el cierre, techado y cúpula de toda la parte posterior. Al finalizar la nueva sala de baile se cambia de ubicación el bar hacia la zona donde estuvo el primer salón de baile. Comienza la década siendo presidente Domingo Curbelo, vecino del pueblo recién llegado de Venezuela con muchas ganas de ver crecer la Sociedad y el club de lucha.

Domingo realiza un esfuerzo personal y económico importante para ver expandida la obra social. Lamentablemente no pudo ver su sueño plenamente cumplido, ya que en 1977 estando aún vinculado con la misma fallece a temprana edad.

En estos años la Sociedad salda una deuda que tenía con un particular. La cuota de entrada supera las mil pesetas y se vuelve a realizar una captación masiva de nuevos socios. Por primera vez aparecen mujeres asociadas, se inicia una mejora en el fichero de datos de los socios introduciendo foto del mismo. La cantina mantenía una gran actividad. Rafaelín Cabrera era el arrendatario. Partidas de bolas, envite, buenas tapas, lugar de encuentro casi a diario para una Sociedad que se abría poco a poco al turismo y abandonaba el campo. Los bailes marcaban los fines de semana sin notar aún la competencia de alguna de las novedosas y primeras discotecas de “Fariones”.

Algunos socios pierden su condición por falta de “urbanidad” o por sustraer algunas pesetillas del futbolín. Otros obtienen baja temporal por luto, servicio militar, o porque ya no tienen novia en el pueblo… Las peleas de gallos llegan a la sociedad en 1977, con la consabida resistencia de socios no partidarios de estos eventos. En este mismo año, bajo la presidencia de Emilín Bermúdez, la Sociedad estrena su segunda fase o reestructuración, consistente en la terraza y disposición del bar hacia la fachada, con mesas de juego.

La década de los setenta toca a su fin. Se adquiere un segundo motor electrógeno por 310.000 pesetas y se subasta el viejo. Se pone en funcionamiento para los días de baile un servicio de bar en la parte alta y se celebra una Junta General para decidir si se podía prestar la Sociedad para mítines políticos. El resultado fue de 40 votos en contra de cederlo, 6 a favor y cinco en blanco. Por último, como anécdota de este tiempo, señalar que al presidente que cerraba la década sus compañeros de directiva tuvieron que enviarle una carta para que compareciera por la Sociedad.

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